Carta circular de la Conferencia de Ministros Generales de las Primeras Órdenes Franciscanas y de la Tercera Orden Ordinaria a todos los frailes, y a los hermanos y hermanas de la Orden Franciscana Seglar (OFS) y de la Juventud Franciscana (Jufra) con motivo del 40° aniversario de la promulgación de la Regla OFS
Queridas hermanas, queridos hermanos, ¡que el Señor les dé paz!
1. Cuarenta años: un período simbólico.
El 24 de junio de 1978, la Santa Sede, a través de la carta apostólica Seraphicus Patriarcha, aprobó la Regla renovada de la Orden Franciscana Seglar. Fue el Papa Pablo VI, recientemente canonizado y que en su juventud fue un postulante terciario franciscano, quien hizo este regalo a la Familia Franciscana, unas semanas antes de su muerte. Ya han pasado 40 años desde esa aprobación y este aniversario parece ser una buena ocasión para enviarles esta carta celebrativa. El número cuarenta en la Biblia, como se sabe, tiene un significado simbólico: cuarenta son principalmente los años de una generación y parecen designar el momento de las decisiones maduras. Por lo tanto, parece una ocasión propicia para agradecer al Señor por todo lo que ya viven las hermanas y hermanos de la OFS y dar un nuevo impulso a esta realidad tan preciosa para toda la Familia Franciscana.
2. La Orden Franciscana Seglar en la Familia Franciscana.
“El Patriarca seráfico San Francisco de Asís, mientras estaba vivo y también después de su preciosa muerte, ha alentado a muchos a servir a Dios dentro de la familia religiosa que fundó, pero también ha atraído a innumerables laicos a ingresar en sus instituciones permaneciendo en mundo, en la medida de lo posible”. Así comienza la Carta de Aprobación Apostólica firmada por Pablo VI en 1978, que recuerda cómo de la experiencia de San Francisco nacieron diferentes modos de vida cristiana para seguir a Cristo en la Iglesia. “Entre las familias espirituales, despertadas por el Espíritu Santo en la Iglesia [Lumen Gentium 43], la franciscana reúne a todos los miembros del Pueblo de Dios, laicos, religiosos y sacerdotes, que se reconocen llamados a seguir a Cristo, siguiendo los pasos de San Francisco. Asís [Pío XII, 1.7.1956, Discurso a los Terciarios I]. De diversos modos y formas, pero en comunión vital mutua, pretenden hacer presente el carisma del Padre Seráfico común en la vida y misión de la Iglesia [Apostolicam Actuositatem 4,8]” (Regla de la OFS, cap. I, n. 1). Por tanto, parece que ya era clara en Francisco la intuición que es posible servir plenamente al Señor en cada estado de la vida. Así de alguna manera, anticipaba la conciencia de que todos los cristianos de la Iglesia están llamados a la santidad, aquella conciencia que el Concilio Vaticano II enfatizó fuertemente y que el Papa Francisco recordó recientemente en su Exhortación apostólica Gaudete et exsultate (n.10): “Todos los fieles, cristianos, de cualquier condición y estado, fortalecidos con tantos y tan poderosos medios de salvación, son llamados por el Señor, cada uno por su camino, a la perfección de aquella santidad con la que es perfecto el mismo Padre”. (LG 11 ). De hecho, la Tercera Orden Franciscana (ahora la Orden Franciscana Seglar) en su historia ha sido enriquecida por numerosos dones de santidad, basta pensar en las figuras de Angela de Foligno, Brigida de Suecia, Catalina de Génova, Isabel de Hungría, Gianna Beretta Molla, Juan Bosco, Juan XXIII, José Moscati, Luis IX rey de Francia, Margarita de Cortona, Pius X, Tomas Moro, solo para nombrar algunos de los santos y santas más famosos, o Verónica Antal, la última de esta larga lista de santos y beatos, beatificada el 22 de septiembre de 2018. Con este “admirable y variado florecimiento de la santidad seráfica”, la Tercera Orden Franciscana ha demostrado ser necesaria para la plena expresión de nuestro carisma.
3. Los retos de hoy y la misión de la Iglesia.
Los desafíos que enfrenta la Iglesia hoy en día son muchos y complejos. Pero el tiempo que vivimos es ciertamente también un kairos, un momento de gracia particular en el cual es posible vivir una “nueva etapa evangelizadora”, como el Papa Francisco nos llama en su Exhortación Apostólica Evangelii gaudium: " En todos los bautizados, desde el primero hasta el último, actúa la fuerza santificadora del Espíritu que impulsa a evangelizar.. [...]En virtud del Bautismo recibido, cada miembro del Pueblo de Dios se ha convertido en discípulo misionero (cf. Mt 28,19). Cada uno de los bautizados, cualquiera que sea su función en la Iglesia y el grado de ilustración de su fe, es un agente evangelizador" (EG 119-120). Como franciscanos, nos sentimos particularmente en sintonía con la invitación del Papa a vivir en la Iglesia que sale, a ir a las periferias geográficas y existenciales de este mundo lleno de divisiones, injusticias y sufrimientos. Estamos llamados a contribuir a la construcción de una fraternidad evangélica universal, a trabajar en el campo de la custodia de la creación, la paz y la justicia, con especial consideración por los más pobres y necesitados, siguiendo el ejemplo del padre seráfico Francisco, quien "manifestó Especial atención a la creación de Dios y a los más pobres y abandonados. En él se advierte hasta qué punto son inseparables la preocupación por la naturaleza, la justicia con los pobres, el compromiso con la sociedad y la paz interior." (LM 10). Una tarea tan compleja y exigente requiere una colaboración activa y efectiva y una comunión visible entre todos los miembros de la Familia Franciscana, y en esta colaboración, la contribución de los hermanos y hermanas de la Orden Franciscana Seglar parece particularmente urgente hoy en día.
4. Custodia mutua
La colaboración y la comunión entre los miembros de la Familia Franciscana, hoy más que nunca, deben manifestarse con enriquecimiento mutuo. “En la Iglesia-Comunión los estados de vida están de tal modo relacionados entre sí que están ordenados el uno al otro. [...] Son modalidades a la vez diversas y complementarias, de modo que cada una de ellas tiene su original e inconfundible fisionomía, y al mismo tiempo cada una de ellas está en relación con las otras y a su servicio” (Juan Pablo II, Christifideles Laici, 55). Por un lado, la Iglesia ha confiado a los frailes de la Primera Orden y de la TOR el cuidado espiritual y pastoral de la OFS, como se recuerda en la Regla: “Como signo concreto de comunión y de corresponsabilidad, los Consejos de los diferentes niveles, según las Constituciones, pedirán religiosos idóneos y preparados para la asistencia espiritual, a los Superiores de las cuatro Familias religiosas franciscanas, a las cuales, desde siglos, está unida la Fraternidad Seglar” (Regla de la OFS, capítulo III, núm. 26). Por otro lado, los miembros de la OFS están llamados a mostrar la naturaleza secular del carisma franciscano, que es lo que caracteriza su espiritualidad y su vida apostólica, y por lo tanto, viviendo plenamente su llamado específico, cuidarán a su vez con la oración y la acción la vocación de los frailes con quienes comparten el carisma.
5. Conclusión
Queridas hermanas, queridos hermanos, Cuarenta años después de la aprobación de la Regla de la Orden Franciscana Seglar, los invitamos a todos a agradecer al Señor el don de la vocación franciscana común y renovar el celo apostólico para vivir la misión de cada uno de manera creativa. Por nuestra parte, imploramos una abundancia de bendiciones divinas para todos ustedes, a través de la intercesión de nuestro padre seráfico Francisco y la Santísima Virgen María, reina de la familia franciscana.
Fr. Roberto Genuin, OFMCap
Minister Generalis
Fr. Nicholas Polichnowski, TOR
Minister Generalis
Fr. Marco Tasca, OFMConv
Minister Generalis Minister
Fr. Michael Anthony Perry, OFM
Generalis
Romae, 23 XII 2018
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