lunes, 30 de julio de 2018

Haciendo memoria, haciendo vida. A 40 años de la regla OFS - IV Parte -



En los dos temas anteriores hemos hecho referencia a la comunión con Cristo, no sólo como ideal de vida espiritual y sacramental sino también en el modo de conformar la vida y de dar testimonio de él.

Para ello y por ello la Regla propone: “Como Jesucristo fue el verdadero adorador del Padre, del mismo modo los Franciscanos seglares hagan de la oración y de la contemplación el alma del propio ser y del propio obrar” (n. 8).

Si hemos leído y rezado las oraciones de san Francisco, nos hemos dado cuenta de que en ellas predomina este rasgo cristiano de la adoración y de la alabanza bajo varios matices. Si hemos oído decir que fue el “juglar de Dios” es porque en el corazón de Francisco vibraba con facilidad esa cuerda sensible de la alabanza a Dios, prueba de lo cual es el cántico de las Creaturas o del Hermano Sol, que es como el “canto del cisne” de una vida hecha “alabanza de la gloria de Dios”, como dejó escrito el apóstol Pablo (Ef 1, 6. 12. 14.)

Sin embargo, no tenemos muchas palabras de Jesucristo que traigan al recuerdo este rasgo religioso de la adoración porque son pocas las ocasiones en la que los evangelios nos dan las palabras mismas de sus oraciones. Pero sí tenemos algunos testimonios, en los que predomina la acción de gracias. Y en toda acción de gracias hay un reconocimiento implícito de que lo que Dios ha hecho merece nuestro agradecimiento, que es una modalidad de la adoración.

La experiencia primera y más radical que, al respecto, constatan los evangelios es la de las tentaciones en el desierto. En la segunda tentación, lejos de buscar su gloria, como se lo sugiere el tentador, arrojándose desde lo más alto del Templo para ser aclamado por las multitudes, Jesús rechaza semejante propuesta diciendo: “No tentarás al Señor tu Dios”. Y es en la tercera cuando Jesús taxativa y literalmente proclama que sólo Dios es digno de “adoración y culto” (Mt 4, 7-10).

Recordemos, por ejemplo, a Jesús reconociendo la preferencia del Padre por manifestar “las cosas del Reino a los pequeños” (Mt 11, 25); o dando gracias antes de repartir los panes a la multitud (Jn 6, 11) y al levantar sus ojos al cielo antes de la resurrección de Lázaro, diciendo: “Padre, te doy gracias por haberme escuchado…” (Jn 11, 41) y finalmente en la última cena, al tomar la copa “dio gracias”, y “tomó pan, dio gracias, lo partió y se lo dio…” (Lc 22, 17.19; Mc 14, 23; Mt 26, 27; I Cor 11, 24).
Bajando ahora  a la vida de los hermanos “Franciscanos seglares”, en su Regla, como hemos recordado antes, se habla de “oración y de la contemplación” y se dice que éstas sean “el alma del propio ser y del propio obrar”.

La familia franciscana ha gozado de un buen número de santos y maestros de vida contemplativa, tanto entre los frailes como entre las hermanas, que nos han dejado ejemplos y libros, que han sido la máxima referencia para el cultivo de la contemplación a lo largo de los siglos, sobre todo a partir de los siglos XV-XVII.

Ante todo la experiencia de oración y contemplación, que se sugiere a los Franciscanos seglares, se inspira en Jesucristo como “verdadero adorador del Padre”, indicando implícitamente que su oración y contemplación sean principalmente de adoración. Por otra parte, se dice que éstas sean “el alma del propio ser y del propio obrar”.

Recordemos brevemente el episodio de Jesús platicando con la mujer samaritana y diciéndole que “llega la hora, y de hecho ya estamos en ella, en que los verdaderos adoradores, adorarán a Dios en espíritu y en verdad” (Jn 4, 23).

Es éste un gran reto para los Franciscanos seglares: vivir una experiencia espiritual de oración y contemplación, centrada en la adoración interior, desprendida de muchas formas externas, que a veces oscurecen el verdadero espíritu de nuestra oración, centrada en el gran misterio de la Trinidad divina, que hace en nosotros su morada.

San Francisco hace referencia a este misterio en su admonición primera, al decir: “Por esto, el Espíritu del Señor, que mora en sus fieles, es el que recibe el santísimo cuerpo y sangre del Señor” (v. 12). Y concluye: “De esta manera el Señor está siempre con sus fieles, como él mismo lo dice: Mirad que yo estoy con ustedes hasta el fin del mundo” (V. 22).

En la admonición 16, el santo nos da una clave para llegar a esta experiencia de oración de adoración y contemplación, y es la pureza de corazón. Así lo dice él mismo: “Son de corazón limpio, de verdad, los que desprecian las cosas terrenas, buscan las celestiales y nunca dejan de adorar y contemplar, con corazón y espíritu limpios, al Señor Dios vivo y verdadero” (v. 2). (En otra ocasión, espero tratar más en detalle este tema de la pureza de corazón (cfr. Regla 12).)

Y haciendo referencia a hacer “de la oración y la contemplación el alma del propio ser y del propio obrar”, nos puede servir recordar lo que san Francisco dice a los hermanos menores en la primera Regla: “Donde quiera y en todo lugar…todos nosotros creamos sincera y humildemente, tengamos en el corazón y amemos, honremos, adoremos, sirvamos, alabemos y bendigamos, glorifiquemos y sobreensalcemos, engrandezcamos y demos gracias, al altísimo y sumo Dios eterno, trinidad y unidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo…” (1R XXIII, 11). Y el propio ser y obrar lo identifica el santo con “seguir las huellas de tu amado Hijo, nuestro Señor Jesucristo y llegar hasta ti, oh Altísimo…” (Cta. a  la Orden, 52-53), para lo que pide ser “purificados, iluminados y encendidos en el fuego del Espíritu Santo” (id. 51).

Ser tales personas orantes contemplativas en nuestra sociedad securalizada es un verdadero signo del Reino de Dios, que la OFS tiene el privilegio y el reto de encarnar en su vida: en “su ser y en su obrar”.

Hno. Jesús Ma. Bezunartea, OFMCap.

jueves, 26 de julio de 2018

Primer Congreso Pan-Africano de la Orden Franciscana Seglar y la Juventud Franciscana


Pretoria (Sudáfrica). “La OFS al servicio de la reconciliación, la paz y la justicia social” fue el tema del Primer Congreso Pan-Africano de la Orden Franciscana Seglar (OFS) y de la Juventud Franciscana (Jufra) que se realizó en Pretoria, Sudáfrica, del 20 al 25 de julio. Hubo 116 participantes, incluidos los 24 asistentes espirituales, provenientes de 22 países de África y de las Islas, que participaron de este primer evento a nivel continental en África. Además, había 8 miembros de la Presidencia del Consejo Internacional de la OFS (CIOFS), incluido el Ministro general de la OFS, Tobor Kauser, y los cuatro Asistentes generales.

Entre los invitados presentes estaba Mons. William Slattery, Arzobispo de Pretoria, que presidió la Misa de apertura. “Actualmente, la Iglesia en África debe afrontar el gran desafío de pasar del catecismo a la evangelización a la luz de Africae Manus, es decir, del conocer al sentir”, dijo.

Fr. Benedict Ayodi OFM Cap., promotor general para la Justicia, Paz e Integridad de la Creación presentó la riqueza de África y las situaciones actuales de conflicto, demostrando con datos científicos que la causa real de los conflictos es la lucha por el poder y por la riqueza.

Fr. Dominic Griego OFM Cap., presentó el proyecto “Damietta Peace Initiative” para la promoción del diálogo entre las personas en zonas de tensiones y conflictos. Nicholas Kugonza OFS Uganda, habló del futuro de los jóvenes; el matrimonio Honorius e Ita Chilufya OFS Zambia, presentó el tema de la familia como escuela de reconciliación, paz y justicia social; Nina Richards OFS Sudáfrica, presentó algunas iniciativas concretas en Sudáfrica para socorrer a los más necesitados.

Otros temas presentados por los miembros de la Presidencia CIOFS y por los Asistentes generales se refirieron a la OFS en modo particular, la actualidad, la formación, el papel de los consejeros, etc. Durante el Congreso, luego del trabajo de la jornada, tenían lugar los momentos culturales, para compartir y para divertirse en fraternidad.

Es de notar que la preparación del Congreso se realizó con mucho tiempo, comenzando en 2014, cuanto la entonces Ministra general OFS Encarnación del Pozo y su consejo decidieron crear un Proyecto África, con el objetivo de organizar un Congreso Pan-Africano. El actual Congreso fue precedido por varios Congresos regionales en inglés y francés, y cursos de formación para la promoción de la OFS y la Jufra. Fueron ocasión de formación permanente tanto para los miembros de la OFS y la Jufra como por los asistentes espirituales. La satisfacción de los participantes era visible en el rostro de todos. Finalmente, los participantes redactaron un mensaje conclusivo para todas las fraternidades del continente. Con la ayuda de Dios, el próximo encuentro será dentro de cuatro o cinco años.

Fr. Francis Bongajum Dor OFM Cap.
Delegado del Ministro General para la OFS

ofmcap.org/

martes, 17 de julio de 2018

El viajero de Asís

El viajero de Asís es una serie que nos habla sobre la vida cotidiana y la forma en cómo nos relacionamos con nuestra Casa Común y con nuestros hermanos y hermanas.


EL VIAJERO DE ASIS CAPÍTULO 1: Reciclando el descarte



EL VIAJERO DE ASÍS CAPÍTULO 2 Pedaleando por el cambio