sábado, 22 de diciembre de 2018

Carta Felicitación Navideña del Presidente de la COFRAMEX



Cd. de México, a 22 de diciembre de 2018.

 Queridas hermanas y queridos hermanos:

Para felicitarnos en Navidad como hermanos de San Francisco, debemos de mirar lo acontecido en Greccio.  Francisco, el loquillo de Belén, quiso ver prácticamente representado el Misterio, teniendo él mismo la predicación con palabras dulcísimas. Además tuvo palabras sorprendentes ante sus hermanos de esta “fiesta de las fiestas”, por ser el inicio de nuestra salvación. En Greccio se dio la sublime contemplación del Misterio Encarnado.

Bien pensado, para un hermano o hermana de san Francisco, la Navidad es, por encima de todo, un tiempo de contemplación espiritual, urgida de gozo espiritual. Este sería el aspecto más saliente o el carisma, si queremos decir, de nuestras celebraciones navideñas. Una sugerencia muy real para celebrar y felicitarnos.

La Navidad puede remitirnos a san Francisco, desde el corazón de su oración, en cuanto es alcanzable. Nuestro Padre y hermanos nos han dejado el Oficio de la pasión, extendiendo el misterio pascual de Cristo, doliente y resucitado, a todas las épocas del año. Espigando aquí y allá versos de los salmos construye su propio Salmo de Navidad, que es salmo de pasión y salmo de nochebuena:

Porque el santísimo Padre del cielo, Rey nuestro antes de los siglos envió a su amado Hijo de lo alto, y nació de la bienaventurada Virgen santa María.
Él me invocó: Tú eres mi Padre; y yo lo constituiré mi primogénito, excelso sobre los reyes de la tierra.
En aquel día envió el Señor su misericordia, y de noche su cántico.
Éste es el día que hizo el Señor,  exultemos y alegrémonos en él.
Porque un santísimo niño amado se nos ha dado, y nació por nosotros de camino y fue puesto en un pesebre, porque no tenía lugar en la posada.
Ofreced vuestros cuerpos y llevad a cuestas su santa cruz, y seguid hasta el fin sus santísimos preceptos.
(OfP XV, 3-7. 13.)

¿Qué siente san Francisco? Alegría desbordante, que es exultación, adoración y alabanza, y, al final, él mismo nos invita a ofrendar nuestros cuerpos en la ofrenda de Jesús al Padre, para compartir el Misterio, y experimentar gustosamente que la Navidad es salvación para la nosotros y salvación para todo el mundo. Hagámoslo así, abriendo el corazón al gran Misterio de la Encarnación, experimentando el gozo que nos lleva a la adoración.

Vayamos al texto de san Francisco y alabemos al Niño en Belén.
Hermanos y Hermanas, con el rostro iluminado: ¡Santa y feliz Navidad!
Reciban mi cordial saludo con un abrazo de paz y bien en el Señor

El Señor les bendiga y les guarde…
Fraternalmente

Fr. Néstor Wer, OFMCap
PRESIDENTE COFRAMEX


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